De un modo extraño suceden a veces las cosas: la mejor sala para Stephanie resultó ser una sala virtual, Cuevana, a la que llegamos en un momento en el que está en el centro de todas las miradas. Las controversias que despierta Cuevana son por lo que es, lo mismo que sucedió con Stephanie aún antes de que la filmáramos.
Creo que el destino quiso que película y sitio, se encontraran en el espacio (virtual y real) y en el tiempo, porque tienen una afinidad intrínseca: ambos cuestionan un orden, ambos proponen algo nuevo, ambos plantean desafíos, en ambos se oye el rumor del futuro.