miércoles, 16 de abril de 2008

UN LUGAR JUNTO A WALT


Asumieron nuevas autoridades en el INCAA. A empezar de nuevo. Por el momento, Stephanie al freezer.

lunes, 10 de marzo de 2008

LA VERDAD SOBRE EL LUGAR DEL ARTISTA LATINOAMERICANO


A gargoyle secretary sits typing a document.
 
        The office door opens in the background and a short middle-
        aged man in a dark suit emerges.
 
        To his secretary:
 
                               EXECUTIVE
               I'm eating on the lot today –
 
        He notices Barton.
 
                               EXECUTIVE
               ...Who's he?
 
        The secretary looks over from her typing to consult a slip 
        of paper on her desk.
 
                               SECRETARY
               Barton Fink, Mr. Geisler.
 
                               GEISLER
               More please.
 
                               BARTON
               I'm a writer, Mr. Geisler. Ted Okum 
               said I should drop by morning to see 
               you about the –
 
                               GEISLER
               Ever act?
 
                               BARTON
               ...Huh? No, I'm –
 
                               GEISLER
               We need Indians for a Norman Steele 
               western.
 
                               BARTON
               I'm a writer. Ted O –
 
                               GEISLER
               Think about it, Fink. Writers come 
               and go; we always need Indians.



BARTON FINK, Screenplay By Ethan Coen & Joel Coen

domingo, 2 de marzo de 2008

MATANDO EL TIEMPO


Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:

Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.

Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.


El silencio de las sirenas, Franz Kafka


domingo, 24 de febrero de 2008

PURGATORIO


¿Están dormidas las almas en el purgatorio?

Padre Rivero:
Dios le bendiga.
Padre, tengo una duda, al rezarle a las ánimas del purgatorio se dice que uno salva a algunas con nuestras oraciones y claro está con el rosario. Pero me dicen que ellas no suben al cielo pues están dormidas, esperando a que EL SEÑOR vuelva a juzgar a vivos y muertos, por favor estoy confundida.

RESPUESTA
La Tradición de la Iglesia afirma
el valor de la oración por las almas del purgatorio y que éstas pueden abreviar el tiempo de purgación para ir más pronto al cielo. Las almas en el purgatorio no están "dormidas" sino sufriendo la purgación y anhelando ir al cielo. Sobre el juicio temporal y el juicio final vea >>>. Al llegar al cielo rezan agradecidas por los que oraron antes por ellas. Las almas del purgatorio ya están salvadas por los méritos de Jesucristo y tienen asegurado el cielo. Nosotros sólo ayudamos con nuestras oraciones y penitencias a aplicar los méritos de Jesús para apresurar su entrada en el cielo. Vea las explicaciones sobre el purgatorio, arriba.
En los Corazones de Jesús y María,
Padre Jordi Rivero

http://www.corazones.org/diccionario/purgatorio.htm


Stephanie deambula por el Purgatorio del INCAA, que tiene caminos misteriosos.