martes, 30 de octubre de 2007

TODO EL MUNDO DICE QUE MI AMOR ES EN VANO


Soy un solitario transmitiendo un mensaje,
escribiendo frases para poder creer,
esperando nacer,
esperando nacer,

esperando nacer.

Probablemente esta vaya a ser la peor entrada en la historia de este blog (para no ser pretensioso extendiéndolo a la de todos los blogs) y por eso le pongo la cara. Lo voy a dejar como salga, sin correcciones, mal escrito, o escrito tarde quizás. Tampoco tiene mucho que ver con Stephanie. En realidad debería estar terminando una obra para presentar en un concurso que cierra el viernes pero, como diría Marta Minujín, no estoy en arte, así que tengo miedo de agarrar el lápiz y hacer algo que me deprima mucho más de lo que estoy. Para no hacer las cosas que debería hacer, para no hacer nada, mi neurosis me provee desde siempre o, mejor dicho, desde que soy neurótico, de un vasto material de devaneo, por lo general una ardua y muy detallada recreación de mis vidas hipotéticas, es decir, una especie de puesta en escena de lo que sería hoy mi vida si hubiera hecho tal o cual cosa hace quince años por ejemplo. Extrañamente esta vez en vez de ser alcanzado por el rayo paralizador, me puse a escuchar Esperando nacer, para llegar a la parte en que dice "Te imaginas el lamento, de la gente y su manual, de las cosas que nunca fueron" como una especie de antídoto contra esa costumbre enferma de pasar horas imaginándose "como-hubiese-sido-todo-si..." que, indefectible y muy perversamente, concluye siempre con un escenario idílico, coronado por los cornos de la gloria y los violines de la felicidad, muy elevado por encima de esta triste realidad. Sobre Stephanie, me flagelé infinidad de veces pensando en que éste podría ser el mejor de los mundos si hubiese puesto una sábana negra en la escena del final. No sé en qué medida existe ese libre albedrío retrospectivo en el que uno habría sido capaz de hacer todo lo que no hizo si no hubiese sido tan torpe, negligente, engreído, autista y todos los escarnios que el brainstorming del tribunal de mi consciencia pueda encontrar para condenarme. Esa omnipotencia retro es la forma más astuta que encuentra mi neura para evadirme del dolor que me provoca reconocer mis limitaciones. Faulkner creía que el escritor nunca es tan bueno como podría haberlo sido. Amén. Si todo lo que termina de algún modo muere, esa frase sería el epitafio cincelado en las lápidas de todo lo que hago. Como dijo Welles "It's no way to spend a life".

1 comentario:

kika dijo...

no hay caso, no puedo imaginarte escuchando esa canción.
saludos,
otra neurótica.